Bomba de calor: confort, calor y ahorro
Abrimos el grifo y tenemos agua caliente al instante. Pulsamos un botón y podemos elegir si refrescar o calentar la casa. La responsable de que tengamos estas comodidades a nuestro alcance se llama bomba de calor. Con este mecanismo, sistemas como la aerotemia, geotermia o, sencillamente, el aire acondicionado son capaces de ofrecer tanto frío como calor.
También podemos conocerlo como la tecnología inverter. La versión más habitual de las bombas de calor en España. Gracias a ella, con un sencillo split podemos tener tanto refrigeración como calefacción. Su funcionamiento reversible, nos proporciona la climatización perfecta.
Y es que la principal característica de la bomba de calor es que, a diferencia del resto, no genera el calor sino que lo transforma. Aprovecha de forma natural el calor del ambiente exterior para convertirlo en agua caliente sanitaria (ACS) o en climatización (frío o calor).
Qué es una bomba de calor
¿Pero en qué consiste realmente una bomba de calor? Cuando utilizamos el término «aprovechar» y no el de «generar», no es por casualidad. Y es que las bombas de calor son sistemas que utilizan fuentes de energías renovables como el aire, el agua o la tierra. Es decir, la bomba aprovecha la temperatura ambiente del aire, del agua subterránea o del suelo para transformarla en ACS, aire acondicionado o calefacción.
Hablamos de sistemas como la aerotermia, la geotermia, climatización o suelos radiantes que, gracias a la bomba de calor, llevan al interior de las estancias la temperatura adecuada. En invierno se trasfiere el calor natural de cualquiera de estas tres fuentes. Mientras, en verano se expulsa al exterior el calor que se crea dentro de las estancias.
Tipos de bombas de calor:
- Aire-aire: son las más comunes. Su precio es el más económico entre todas las modalidades y aprovecha los recursos de todas las fuentes. El dispositivo recoge el calor del aire exterior y lo cede al caudal de recirculación para calefactar el interior.
- Aire-agua: este tipo de bombas son las más habituales en las instalaciones de suelo radiante, gracias a su baja temperatura. La bomba toma el calor del aire exterior y lo transporta directamente al agua de una instalación de calefacción por agua.
- Agua-aire: en este caso, la bomba recoge el calor de una corriente de agua, normalmente subterránea. Posteriormente, se lo cede al aire de la estancia a calentar.
- Agua-agua: igualmente, toma el calor de una fuente de agua. Pero en este caso, el calor es llevado al agua de un sistema de calefacción.
Sea el tipo que sea, la bomba de calor es uno de los mecanismos más sostenibles y eficaces en climatización. Una tecnología capaz de multiplicar las prestaciones del equipo y de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera gracias al aprovechamiento de energías propias de fuentes renovables.
Además, su capacidad de transportar la temperatura deseada es mucho más elevada que la energía que consume. Concretamente, hablamos de que por cada kilowatio eléctrico que consume cada hora para funcionar, transfiere 4kwh de energía térmica.
Cómo funciona una bomba de calor
Como podemos ver, a continuación, el funcionamiento de una bomba de calor pasa por tres fases:
- Recoge el calor ambiente del exterior y lo hace circular por un sistema de tuberías. Estas están llenas de líquido anticongelante, responsable de extraer el calor.
- Se incrementa la temperatura. Gracias al compresor que condensa el vapor.
- Climatiza. Ese vapor suficientemente calefactado es usado para el ACS o para calentar las estancias
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