¿Por qué se ponen los ojos rojos después de la piscina?
Ojos rojos después de la piscina. Con la llegada del verano, lo que más apetece en el mundo es darse un baño refrescante en la playa o en la piscina. Envidiamos a los afortunados que tengan el mar cerquita y puedan darse un chapuzón en agua salada (aunque siempre puedes adquirir un clorador salino para tu piscina). Si prefieres zambullirte en la piscina, pero no quieres volver a casa con los ojos rojos como siempre, en este post te explicamos qué pasos seguir para evitar la rojez en los ojos. Pero sepamos antes por qué se irritan los ojos después de la piscina.
No. No es el cloro, es la cloramina
Muchos de vosotros pensaréis que los ojos rojos después de la piscina lo causa el cloro de la misma. Sentimos deciros que no. La cruda realidad es otra, y tiene nombre: cloramina. Pero ¿qué es la cloramina? ¿y por qué nos irrita tanto los ojos?
La cloramina es un compuesto químico que se crea al mezclarse el cloro de la piscina (desinfectante) con el nitrógeno, y éste está presente en la orina y en el sudor. Como bien explica Hug March (Investigador en Universitat Oberta de Catalunya):
«Las cloraminas se forman cuando el cloro libre reacciona con compuestos ricos en nitrógeno, y ocurre que orina y sudor son ricos en este elemento. De modo que, cuando el cloro libre entra en contacto con ellos, su producción se acelera»
Podéis releerlo las veces que queráis, pero es cierto, los ojos rojos después de la piscina no lo provoca el cloro, lo provocan la orina y el sudor.
Maneras de prevenir los ojos rojos después de la piscina
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Dúchate antes y después de bañarte en la piscina
Antes comentábamos que la cloramina se produce por el exceso de sudor en el agua. Una forma muy efectiva de evitar producir cloramina en exceso es ducharse antes y después de bañarse en la piscina. Una breve ducha antes del baño evitará que la sudoración acumulada en el cuerpo acabe luego en la piscina. Al igual que una ducha al finalizar el baño en la piscina, eliminará de tu cuerpo los posibles gérmenes que hayas podido coger en la misma.
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Utiliza gafas de natación
Parece obvio, pero son pocas las personas que utilizan gafas a la hora de meterse en la piscina. Esta acción puede minimizar bastante los efectos de la cloramina. Si el problema es la rojez de los ojos, intenta protegerlos al máximo.
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«¡Pipí no!»: No orines en la piscina
Este consejo resulta (aún si cabe) más obvio que el segundo. Sabemos que llegada a un edad ni nos planteamos orinar en la piscina. Pero los reyes de las piscinas, los que pasan horas y horas sumergidos en ella, pase lo que pase, son los niños. Y por desgracia, muchos de ellos prefieren compartir su orina con el resto de mortales, antes que salir del agua. Los mayores debemos recordarles hasta la saciedad que en la piscina no se orina. Incluso, si tienes que recurrir a la leyenda urbana (sí, es mentira) de «si orinas en la piscina, éste cambiará de color y se sabrá que has sido tú«, hazlo. Todo sea por evitar la irritación y los ojos rojos.
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¡No te metas agua de la piscina en la boca!
Todos visualizamos la típica imagen en la que el chico actúa como si su boca fuera una fuente y echa agua por la boca a modo de diversión… ¡no lo hagas nunca! te estarás metiendo miles de gérmenes en tu boca que podrían derivar en una diarrea de caballo.
Conclusión. Si quieres disfrutar de la piscina y que tus ojos brillen como siempre, sigue estos sencillos consejos y… ¡al agua pato! 🙂